¿Quién iba a decir que una expedición polar española descubriría un buen día, en la isla del Rey Jorge una glicoproteína desconocida cuyas propiedades anti-arrugas serían tan sumamente sorprendentes? Generada por un microorganismo que vive en el fondo de los glaciares de la Antártida, la Pseudoalteromonas antarctica ha resultado imbatible en la producción de colágeno I, IV y de elastina. Su acción cicatrizante, hidratante, anti-arrugas y la protección que ofrece contra el frío, hacen de ella un poderoso activo, con propiedades inesperadas.
Alga marrón que mide más de veinte metros de largo, originaria de las islas Kerguelen en la Antártida, la Macrocystis pyrifera resiste día tras día unas condiciones de vida extremas, que no impiden para nada su sorprendente longevidad. También resulta sorprendente su poder anti-edad en la piel, desde la síntesis natural de colágeno y elastina, hasta la lucha contra los principales agentes nocivos, responsables de su degradación.